Wednesday, August 15, 2012

Palmeras niñas

He estado observando a las palmeras niñas.

Están por todos lados, son sorprendentemente tenaces.

Son una gran lección de tiempo. De aguante, de mesuras.

Están ahí, en el camellón, o en el patio a lado de una reja.

Están en número infinito, al pie de las palmeras madres, esperando su boleto para pasar a la siguiente ronda, para dejar de ser brotes y empezar a ser promesas.

Los brotes son sólo ramitas verticales. Ls promesas de palmera, hojas curvas y completas, solitarias, esperando a las que habrán de unirse para lograr la redondez, y con ello la alegría de ya ser niñas.

Las promesas son más raras, las que logran serlo. Pequeñas hojas de palemera surgidas de la nada, surgiendo de la tierra, inmóviles, esperando siempre.

Las que empiezan a ser exitosas, las palmeras púberes, prepúberes o niñas, están casi siempre junto a otras palmeras grandes, se yerguen ya altivas, más pequeñas, junto a ellas, esperando a un día tomar su lugar.

Podría ser un proyecto fotográfico, pero como la mayoría de mis proyectos, adolece de una contradicción fundamental. Casi no se ven.

Las palmeras niñas, sin embargo, están ahi, esperando tomar no sólo el lugar de la palmera más próxima, sino el lugar en sí mismo, nuestro lugar.

No me cuesta nada imaginar un mundo en el que la raza humana haya perdido. La reconquista de las plantas enormes. A las palmeras sólo les tomaría unos cuantos cientos de años para volver a reinar.

Las palmeras niñas. Es cosa de mirarlas. ahi están.


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