Monday, April 15, 2019

Otro que se va


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Armando Escobedo era mi aliado en una compañía muy grande y rara que se llama El Mall y que se encuentra en un mall. Escobedo era el director general o Productor Ejecutivo en jefe; era quien conseguía trabajos y asignaba trabajos, a mí me asignó unos cuantos muy buenos y de ello he vivido en estos últimos años.

Era una persona muy bien hecha en el sentido laboral del término. Era un profesional que hacía las cosas bien y exigía que todos hicieran las cosas bien. A mi me gustaba esa exigencia: es francamente bonito que alguien espere y además exija lo mejor de ti.

Era un tipo raro, Escobedo, todos lo dicen de una forma o de otra, ahora que se fue. Tenía unos exabruptos de cólera que siempre me parecieron completamente fuera de lugar. Lo ví correr de su oficina a productores que trabajaban para él, por no tener la “actitud correcta” hacia el trabajo. Lo ví amenazar muchas veces con mandar un proyecto al carajo si no teníamos ganas de hacerlo. Eran muy impactantes esos arranques de ira, esos “shows”, que si lo eran, parecían genuinos y me incomodaron a mí y a todos los que los vivieron. Es triste que sea de las primeras cosas que me vienen a la mente, pero así es.

Era, además, muy hermético. Nunca revelaba toda la información de nada, siempre se reservaba algo, era como un deporte para él. Y siendo así, se reservaba a sí mismo; yo no sabía casi nada de él y cuando le preguntaba recibía muy poco de regreso. Vivía solo. Tenía una novia. Era su cumpleaños. Sus amigos de la infancia le habían organizado algo, muchas gracias. Le gustaba pescar, o al menos tenía una foto de él con un pez vela enorme en su oficina. Yo pensaba que veía a los proyectos como peces, y que estábamos siempre en la búsqueda de hacernos de uno grande y que alcanzara para todos.

Sin embargo la reputación del Mall no es buena y su lugar en la industria tampoco. No es una productora como las demás, que se forman por el talento y entusiasmo de directores y productores que son uno o se asocian y compiten con los demás. Es una productora nacida del capital, cuyos dueños son cuasi anónimos y que nació para tener una participación en el mercado de la publicidad, independientemente del talento de los que en ella laboren. Su razón de ser es generar ingresos para la empresa, no hacer buenos comerciales o buen reel.

A mí me funcionó perfecto pues yo tampoco tengo interés en un gran reel ni en la publicidad en sí misma. Acabo de dar una leída a este diario en el que escribo y en una parte más o menos antigua, de hará unos diez años, me pregunto por qué, si odio la publicidad y odio Santa Fé, me encontraba trabajando en una empresa de publicidad en Santa Fé. Pues bien, después de eso hice una empresa con un amigo, o participé al menos como asociado en su empresa; intentamos hacerla crecer pero mi aversión a la publicidad tiene su peso, nada me parece lo suficientemente importante y por unas u otras razones tanto mi amigo como yo terminamos por insertarnos a esta empresa que está en un mall o centro comercial. Aquí, ellos tenían ya clientes, el gobierno. Aquí solo habría que filmar bien, entregar comerciales correctos. A mí eso me viene muy bien. No tengo claras las razones, pero a mí nunca me ha gustado hacer tratos de dinero: Para mí es muy cómodo filmar comerciales de los que incluso ignoro el presupuesto. Yo filmo con lo que haya, de la mejor manera posible. Así es como llegué aquí y como forjé una buena amistad con Escobedo. Hicimos proyectos grandes y proyectos chicos, de los que yo desconocía el número final. Como si el dinero, en el fondo, no fuera mi problema. Lo cual, para mí, es justo como quisiera que fueran las cosas. Simplemente saber –o imaginar- dónde está el límite y hacer mi mejor esfuerzo hasta ese límite, y no más.

El caso es que se murió Escobedo. De forma absolutamente repentina. Un derrame cerebral fulminante, acaecido después de un cuágulo que se le fue de la pierna a los pulmones, que le trataron en el hospital: lo dieron de alta y horas después le explotó en el cerebro. Quisieron operarlo y lo hicieron, pero no evolucionó bien, tenía una anemia importante o algo así, el caso es que murió de un miércoles a un domingo. En medio de un proyecto mio que él había conseguido y peleado por que nos lo dieran, aunque fuera con poco dinero. Murió entre el callback y la junta de producción, así de rápido.

Hoy entrego ese comercial. La oficina de Escobedo ya está vacía y no sabemos si alguien vendrá en su lugar. De hecho yo no sé si seguir aquí. El haberme preguntado, hace 10 años, que qué hacía yo en Santa Fé, se repite y multiplica hoy día en múltiples direcciones ¿Qué hago aquí, haciendo comerciales para una empresa anónima, persiguiendo nada sino un pez evasivo y de tamaño incierto? Mi único aliado, con quien creía tener una relación especial (me consideraba uno de los pocos a quienes Escobedo apreciaba; me consideraba de los pocos que apreciaban a Escobedo, y consideraba a Escobedo como uno de los pocos que me sabían apreciar) ha dejado el horroroso agujero que dejan los que se mueren. El vacío absurdo y sordo, indiferente, mudo y tonto de los que se van. La huella en la arena que se llena de agua y se hace lodo, se revuelve sobre sí misma, y ya no está.

No me atrevo a decir que Escobedo fuera una figura paterna para mí, pero de alguna manera ocupó ese lugar que han ocupado todos mis jefes o personas masculinas con quienes he trabajado. Cada vez menos: quizás a Escobedo le tocó justo eso, dejar de ser figura paterna (en mi psique, estoy hablando) para convertirse solo en aliado, en productor, en amigo. Hubiera sido un buen amigo, si nos hubiésemos dado la oportunidad. Lo invité a mi casa y nunca se la hice buena. Lo invité a sesiones de póker y siempre fue con entusiasmo. Acabo de convocar a una en su nombre, a ver si me responden los invitados.

Esa fue mi última llamada con Escobedo, me marcó para decirme que había poco quórum para el pókar, que lo dejáramos para la siguiente semana.

No hubo semana siguiente para él.

¿Qué haré yo, con el resto de mis semanas?

Ciudad de México, a 15 días del mes de abril de 2019