Friday, November 11, 2016

Tendría su gracia


Tendría su gracia, un México para los mexicanos. Poner a México primero. Un México que recupere su grandeza.

Tendría su gracia ya no querer ser gringos. Encontrar nuestro reposo bajo los ahuehuetes. Volver a tener ahuehuetes.

Mirar lo gringo con recelo, como antes. La música y la ropa, hacerlas aquí.

Pero eso sí, recibirlos como buenos anfitriones que somos. Esperando –y logrando, suponemos- la aprobación del visitante. Del gringo contento. Satisfecho con ver en nosotros un poco de cocos locos, tequila y piñatas, no más. Ah bueno, y sombreros, siempre sombreros.

Y dedicarnos a cosas serias, nuestras. A construir nuestro país, a encontrar un modo de sacar a tantísima gente que no tiene una sola oportunidad de salir de la pobreza.

Y no porque la separación nacionalista valga más que la integración continental. Sino porque nuestra fascinación con los espejos ajenos ha sido siempre nuestra perdición. Y ya llevábamos un rato perdido, un buen rato, teniendo como única luz la que creíamos brillaba desde allá. Del otro lado. Del lado de los malls y de las trocas. De los iphones, dios mío, los iphones, que estoy seguro que han causado tantas muertes –¿para qué si no, se mete un muchacho a narco?-.

Que el dinero mexicano sirviera para los mexicanos. Y también el gringo, los infladísimos dólares que entren. Que no lo robaran los políticos –no pueden decir ahora que no se lo roban, no después de Duarte, nunca más negarlo-. Y utilizarlo.

Que se pagaran bien por el trabajo, eso sería todo. Que se pagara el tiempo de trabajo. Y que la gente trabajara realmente trabajando. Haciendo bien las cosas, aprendiendo, investigando y mejorando.

Y asi salir, por nuestro propio pie, de los complejos que arrastramos.

Dejar de querer ser cool, vivir gozando nuestra sangre caliente.

Volver a aprender a hablar, cuando menos, español. Y otras, de las tantas lenguas que hablamos. Aprender de nuevo a pensar y a expresarnos, a escribir y ver lo nuestro. También lo de otros, pero esta vez no dejar de ver lo nuestro.

No es pedir tanto.




Saturday, June 18, 2016

Un día en la vida, 2016.


"Siri, busca en google, vida activa y vida contemplativa, diferencias y recomendaciones".

Así empezó mi día hoy. Y aprendí que según Santo Tomás, quien en nuestra tradición cristiana habló en algún momento de estas cosas, la vida más perfecta es “mixta”, entre la contemplativa y la activa. Como Jesus. Lo que leí, dice que de un obispo se dice, “que sea el primero en actuar y el que observe desde más arriba”, haciendo alusión a esa necesidad de combinar ambos aspectos. Antes de Santo Tomás, también leí hoy, Aristóteles definió ambas vidas, activa y contemplativa, como las de “Negocios, Guerra y Humana", y la otra la de “Ocio, Paz y Divina”.

Luego a lo largo del día escuché el Carmina Burana de Carl Orff. Un poco más tarde, ya encarrerado el peine, el Catulli Carmina o cantos de Catulo. Lo escuché en un LP – finalmente me compré una tornamesa- y estuve buscando infructosamente la traducción del libreto en google, se ve que son cosas que a nadie interesa, o que los editores de partituras cobran por descargarlos o eso dicen. Entonces me dí cuenta que la tenía frente a mí en la contraportada del disco. Tiempos modernos.

Me emocionó ir leyendo el Latin, con su elegancia en la que parece que todo lo dicho es una verdad eterna –y por lo tanto tuiteable: estuve a punto mas me contuve- y sobretodo con las viejas, viejísimas contradicciones humanas. Del que ama: ama y odia. Del que ama yno es correspondido: desprecia y no deja de amar.

Luego, para terminar el día, mientras había en la tele el partido de México del que todo mundo hablaba –que acabaríamos perdiendo 7-0, vergüenza como nunca- me enteré que había un homenaje al Arvo Pärt en el 22, un concierto fantástico con el coro de Estonia y un director melenudo, Arvo Pärt vivo y presente,y entonaron, entre otras, "Virgencita", en español, dedicada a la virgen de Guadalupe. Después el Te Deum. "A tí, Dios", que me sobrecogió por completo, como sólo las cosas escénicas y musicales pueden hacerlo.

Tuitée al final del día: “No me importa si pasa México, no me importa si existe Dios. Gracias, Arvo Pärt, por conectarme con mis más profundos miedos y gratitudes”.

Tal cual, eso fue mi día. En el inter, me peleé con mi mujer, me pregunté si todavía la quiero, mientras pagaba una parte de una gran instalación eléctrica para su horno de cerámica. Hablaba con mi madre preguntándome cuándo morirá y en qué condiciones; ví y achaqué a la pérdida de mi peine de dientes anchos, el que se me viera como nunca el cuero cabelludo en la cabeza, y estrené un tornamesa, proyecto que llevaba unos 30 años en mi lista de pendientes y sobre todo de deseos.

Qué inasible milagro, el que la biología nos haya dotado de un espíritu.


Quise terminar mi tuit con “Que Alguien tenga Piedad de mí”. Pero no cupo.


Monday, April 18, 2016

En el Parque


Tal vez la vida, cuando grande,
-y quiero decir muy grande-
Es decir, cuando uno es viejo,
Se hace soportable
-medianamente soportable-,
Pues a partir de cierta edad
Las cosas –todas, las cosas-
confluyen en instantes.


Empieza a suceder, que en una risa,
En una bocanada
de aire fresco
o aire pútrido;
En un aspirar los olores de la lluvia,
Uno encuentra de pronto
Todas las risas,
Todas las bocanadas,
Y todas las lluvias.

Es como un recuerdo, pero es más que un recuerdo

Es una fanfarria, una explosión, un deslumbramiento


Una celebración

por cada viejo amor

y cada risotada.


Thursday, March 31, 2016


En la parte más alta
de mi azotea
Hacia la izquierda, arriba
hay un rincón de paisaje que asemeja
Un grabado japonés.

Son unos árboles viejos,
antiguos, diversos
Que atestiguan el vaivén
de cada tarde.

En este tiempo, me ha tocado a mi verlos.
En este preciso pedazo de tiempo
soy yo quien los mira, al caer la tarde.

Es Primavera.

Y pienso que en mi vida, en mi tiempo,
Seré incapaz de crear, de cuidar, de procurar siquiera
De algo así de grande, así de bello
así de importante
e indiferente

Como el pequeño e inmenso grabado japonés de mi azotea.