Wednesday, October 22, 2014

Perder la fe


Escribo esto indignado y enojado, no sé si particularmente constructivo.  Y voy a generalizar. Quedan advertidos.

Uno: Por los hechos que observo, por mi experiencia, creo que los mexicanos no somos especialmente ingeniosos u originales a la hora de crear empleos, de buscar la vida. Basta ver el número de estéticas en cada calle; de vendedores ambulantes, de gimnasios. O de cómo se reprodujeron los vendedores de tamales y recolectores de "estufas, refrigeradores, lavadoras", etcétera, con las mismas grabaciones promocionales, en estos últimos años. Hasta el enorme número de migrantes mexicanos: muchas de nuestras acciones están basadas simplemente en la imitación de otro, si es que a ese otro, más o menos, le va bien.

Dos: Pero no es sólo falta de ideas: Desde la Colonia (y no sé si antes) la movilidad social era prácticamente nula. La sociedad estaba diseñada para no cambiar. Durante siglos, cada quien nacía en su casta y en su casta moría. Un mestizo no podía aspirar a ser criollo, ni éste español, y cada uno gozaba, si no de privilegios, sí de solamente un nivel "sensato" de aspiraciones.

Este el principal problema de México: La movilidad social sólo es alcanzable mediante el crimen. 

Eso lo saben grandes multimillonarios. Los grandes políticos. Alguien puede ser rico: para ser muy, muy rico, ese alguien va a brincarse alguna ley.

Tres: La insaciable avidez de satisfacción inmediata, el inagotable bombardeo publicitario y narrativo de quienes están mejor y tienen todo lo que no tenemos; la inacabable cadena de satisfactores que caducan apenas logramos obtenerlos. La narrativa capitalista que basa la felicidad en el consumo y nuestra cercanía con su epicentro, en completa desigualdad de condiciones.

Cuatro: La ausencia de bienes culturales como meta o aspiración. La dilución de los viejos valores y anclas culturales que hacían "llevadera" la ausencia de movilidad social. La nulificación de la cultura y de la ciencia como metas factibles, económica y socialmente.


Creo que en estos cuatro factores (y en muchos más que sabrán los académicos, yo sólo quiero expresar mi opinión) están las raíces de lo que acontece en el país. No creo en el estado maquiavélicamente represor, en el crimen desalmado. Creo en políticos y criminales mediocres, corruptos, copiones, y acorralados. Cuyos únicos deseos, de criminales y de políticos, es tener un coche caro, "de película", un reloj de oro, una alberca, un rancho; sexo, mucho sexo, y también mucha comida, en eso somos animales. Pero estoy seguro que de los asesinos materiales de Ayotzinapa, más de uno lo único que quería era darle un iphone nuevo a su novia. Y encima de esto, el anhelo casi esotérico, que tampoco nunca se satisface del todo, de ser algún día, finalmente, el Patrón.

¿Qué hacer? ¿Vengo aqui a denostar a criminales y políticos, o a proponer algo?

No, no vengo a proponer nada. Pero veo al dueño de Oceanografía que no había pisado la cárcel a pesar de haber ya enfrentado juicios multimillonarios por prácticas fraudulentas. ¿Me dan ganas de pagar impuestos? Por supuesto que no. A nivel local, inmediato, veo que destrozan una vez más el piso y los alrededores de un parque cercano a mi casa, la tercera vez en sólo unos cuantos años. ¿Me dan ganas de pagar impuestos? Ni respondo.

No puedo dejar de pagar impuestos, pero ya no tengo temor, a la autoridad, si no lo hago.

Hoy habrá una gran marcha, cuyos ánimos e indignación después se diluirán en falta de propuestas concretas, no habrá acciones factibles de cambio.

Alguien me lo dijo hoy, y dio en el clavo: "Se dice que la gente en su indignación no se organiza. Claro que lo hace: ¿No  ven que se llama Crimen Organizado?"








No comments: