Wednesday, May 14, 2008

Requiem por una gata peculiar

Era una gata extraña. No le gustaba ser cargada y era respetuosa del espacio vital de cada quien. Un poco como yo. No se me subió nunca y mucho menos a mi cama. Eso no se lo tuve que enseñar: quizás me habría llevado mejor con ella si lo hubiera hecho, si hubiera roto alguna vez esas reglas que –lo juro- yo no impuse. Ella podía pasarse larguísimos minutos sentada frente a mí, mirándome, esperando algo. Entonces daba yo unos golpecitos al fieltro del sillón y ella saltaba al sitio de mi mano. Si había suficiente espacio para ella, se quedaba ahí un momento. Si no, no. Y, de verdad, sólo subía si daba yo esos golpecitos. Si no, sólo miraba, sentada firme y muy seria. ¿La habrá entrenado alguien, en su juventud, que yo no conocí? Dicen, los que saben, que es imposible entrenar a un gato.

Tenía cara de enojada y eso lo notaba todo el mundo. Quizás por eso no simpatizaba a mucha gente, sólo a las mujeres que han sido más tiernas conmigo. Entre ellas Juanita, la mujer que ayuda en mi casa y que, como yo, hacía lo posible por entender lo que significaban sus maullidos, dados en momentos distintos a los otros gatos y en diferentes maneras. Hoy me dijo que la va a extrañar.

El pelo era su problema. Y su nariz. Y sus ojos. Y sus orejas. Y sus dientes. El pelo, larguísimo, se le enredaba, en mechones que se hacían rígidos y llegaban a hacerle difícil moverse o acomodarse, por lo que había que raparla de vez en cuando, cosa que, por lo menos a su humor, le sentaba peor. Cepillarla ayudaba, y le daba mucho placer, pero al final parecía que la única opción aceptable para ella habría sido estar cepillándola siempre. Literalmente, el día y la noche enteros. Era imposible. Su nariz moqueaba todo el tiempo, de tan chata. Sus ojos lloraban y se le llenaban de lagañas. Las orejas se llenaban también de una materia oscura que había que limpiar regularmente. Los dientes se le fueron cayendo poco a poco. De vez en cuando se atoraba en la silla del cepillado y dejaba sin querer una uña enterrada.

Era una dama, eso sí, una marquesa que en algún momento dio realce a mi casa y hasta a mi clase social.

Nunca pedía comida en la cocina junto a su plato ni se embarraba a las piernas de la gente. Más bien, con su mal humor, avisaba que iba a comer y pedía por lo tanto que saliéramos de la cocina y no la perturbáramos; pues de otra manera, prefería volver más tarde, cuando todo estuviese más tranquilo. Y de un tiempo para acá, maullaba un par de veces al día con maullidos largos y graves, como si buscara a alguien o a algo, con mucha tristeza. La primera vez que los oí pensé que había un niño llorando en mi casa. Después supe que era ella y poco a poco fui notando y aceptando la melancolía que venía en ellos. Eran dos series de 4 o 5 maullidos. Una a punto de anochecer y otra bien entrada la noche. Aprendí a no espantarme con ellos.

Y bueno, tenía esa extraña costumbre de tomar agua de una cubeta que se quedó en mi baño en una época en que fue necesaria por la escasez. Tuve que dejar la cubeta ahí, por años, pues ella llegaba diario, después de que yo me bañara –esperando agua fresca, me supongo, yo la cambiaba con frecuencia- y se ponía a beber de allí durante unos 10 minutos. Parecía siempre tener sed. Eso fue lo último que hicimos juntos: la ayudé a beber agua de su cubeta gris, con las pocas fuerzas que le quedaban.

En fin. No era precisamente mía; llegó a mí y nos soportábamos. Pero como en las películas, aprendimos a querernos y a estar juntos. Era la gata peculiar que estaba conmigo, que me había tocado -a mí, que me gustan tanto ser distinto, y que soy tan propio, y tan respetuoso de los demás, y de sus espacios-. Hoy veo y espero no ser tan distinto como ella, quiero ser menos propio y elegante, y reclamar y dar más cariño, entregarme a la gente, invadir y ser invadido, -amar.

Vayan por lo pronto estas líneas para Glinka, que así supe que se llamaba, y eso, entre tantas otras cosas, nunca pude cambiar.

1 comment:

Sra. Xoc said...

Buenas tardes don, pido permiso para linkearlo en mi blog..www.comolepondremos.blogspot.com
mando saludos