Monday, March 10, 2008

Prueba no superada

El amor es frágil y más aún en sus inicios, es necesario no dudar, no voltear hacia atrás para ver si ella nos sigue –Orfeo y Eurídice-; no hablarle a la amada aunque nos hable –Flauta Mágica-, aunque ella sufra. Es necesario no dudar del amor para superar la prueba a la que el amor está siempre sometido. Está prohibido preguntar al amor de dónde vino –Lohengrin-, pues si se hace la pregunta el amado se convertirá otra vez en cisne y partirá de nuevo. Es posible abrir todas las puertas del palacio –Barba Azul-, excepto una, pues si la abre, la recién esposa encontrará los cadáveres de los amores antiguos de su hoy marido. El amor es frágil y lleno de acertijos y trampas dobles. Yo nunca paso esas pruebas, dudo siempre; volteo y abro y pregunto y miro, siempre fracaso, y mi amor se marchita solo cuando ellas parten, será que tengo mala suerte, o es que soy adicto a tener opciones.

Quizá el amor es eso: un asunto de no tener o renunciar a las opciones, tener la certeza del amor del otro, y la ilusión de no dudar. Aunque en el fondo se dude siempre, así sea sólo por saber, dentro del alma, que somos frágiles, como el amor, y que todo esto puede acabar en un instante, con la muerte propia o la del otro, o con una palabra, una mirada, y el paso malhadado, inevitable, hacia el pozo de la infinita tristeza.

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