Los labios me distrajeron de los dientes, -perfectos;
El lunar me distrajo de los labios
El cuello por atrás, del lunarcito, -el cuello, herido;
El hombro me distrajo de ese cuello
El cuello lo olvidé por la rodilla
La rodilla por el muslo, y lo que pude de la piel
Esa piel –tersísima-, por el borde de la falda
Lo que me trajo de vuelta a la sonrisa
que es donde todo había empezado,
y donde quiero volver a comenzar.
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