Porque todos en la vida 
vamos sintiendo 
las mismas cosas 
en más o menos 
los mismos momentos.
Un día nos damos cuenta 
que ya no somos nuestra madre, 
y que el mundo es frío.
Otro, que nuestros padres
no son mejores que otros padres, 
Y padecemos. 
Otro, que en realidad estamos solos.
Odiamos al mundo al mismo tiempo, 
y encontramos paz -¿amor?- al inicio
de una larga lista de nombres 
que añorará siempre 
volver al principio.
De pronto nos damos cuenta
que hemos vivido sólo
para complacer a otros
Y sentimos entonces
Que es tarde.
Y ese sentimiento se extiende
Hasta hacerse insoportable
Y no nos queda más que aceptarlo. 
Y buscar complacer un día,
por una vez al menos, o quizás las más posibles
A nosotros mismos.
No sé mucho más, por carne propia, de lo que nos pasa.
Sé que en todo esto siempre cabrá el gusto 
Por un amanecer, un mar de tarde, 
Un astro, un ave, una ventana.
El hipnótico bailar del fuego,
O el nombre y el abrazo de quien amamos
Y el alivio de saber 
Que en ese instante
También nos ama.
Wednesday, January 2, 2008
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
 
No comments:
Post a Comment